jueves, 16 de noviembre de 2017

De Regreso


De Regreso.

Alios ego vidi ventos; alias prospexi animo procellas -Yo ya he visto otros vientos, y afrontado otras tempestades,
Marco Tulio Cicerón

Pi-Omega es un planeta con una fuerza gravitatoria algo superior al resto de mundos de la Confederación. Buena climatología e idóneas proporciones entre Carbono, Nitrógeno, Óxigeno e Hidrógeno. Pero era su fuerza gravitatoria lo que marcaba el carácter de sus gentes. Y su fisonomía, he de constar. Para evitar la tendencia al aplastamiento del esqueleto, después de más de doscientas generaciones habitando este mundo, los humanos tenían una estructura ósea algo más porosa y ligera, unida a una musculatura menos flexible y más fuerte que en otros astros.

Corman estaba cansado. La rutina de la guardia horaria era tremendamente monótona. Sus compañeros permanecían en las cámaras de letargo inducido, dentro de los compartimentos de descanso individual de la nave. Mientras, Corman calcula sin utilizar su reloj de iones el tiempo que faltaba para retornar a Pi-Omega. Era un elemental cálculo que le facilitaba permanecer activo mientras permaneciera en el puente de mando. A veces pensaba que era estúpido establecer de forma ordenada los biorritmos de la tripulación al ciclo de 29 horas estándar, pero luego reconocía la practicidad de mantener ciertos hábitos ordenados durante la travesía.

Encima de la mesa de control, en el ábside que la une al cristal magneto-cerámico, se podía observar Camaleón, y un poco más arriba, la constelación de Antilia. Era la parte de la ruta que más le gustaba, puesto que, tras el cristal de la nave, las figuras que forman aquel conjunto de estrellas le resultaban tremendamente familiares. Verlas significaba que en pocas semanas llegaría a casa, al olor del hogar y la familia.

Los sonidos irrelevantes del buque estelar eran filtrados por su protector auditivo, pudiendo concentrarse en la bella imagen que proporcionaba la ventana exterior. Haciendo uso de los módulos de ocio, y tratando de encontrar algún libro-holográfico de su agrado, encontró unos textos traducidos de la lengua más antigua de la que se guardan archivos electrónicos, ni siquiera son textos tridimensionales.  De la “lengua-madre” como denominaban los eruditos apenas se conservan unos dos mil textos procedentes del Planeta originario. Solicitó su traducción al confederativo.

“... Y surcando por última vez los ignotos mares, mientras la tripulación duerme en bodega, yo, Ulises, abandono la lucha para retornar a Ítaca...”

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